Tendencias de riesgos en 2022. Rinocerontes grises a la carrera

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Los 10 riesgos más severos a nivel global para los próximos 10 años. Fuente: Foro Económico Mundial (The Global Risks Report 2022)

 

El último año ha venido marcado a nivel global por un crecimiento aún mayor de la incertidumbre global. Los políticos y los principales analistas económicos se han esforzado  por apostar por una salida de la crisis de COVID-19 vinculada a la consecución de la inmunidad de rebaño gracias a las vacunas.

Las vacunas iban a constituir, de hecho, los cimientos sobre los que asentar la recuperación económica. El crecimiento estaba a las puertas y con él una inflación coyuntural que haría tambalearse las cadenas de suministros en todo el mundo. Así, mientras en el primer mundo nos vacunábamos de forma masiva (con salvedades principalmente en los países del este europeo) en continentes como África, buena parte de la población aún no ha recibido la primera dosis.

Preocupación generalizada

El ansia por lograr cuanto antes la recuperación ha demostrado ser un error que ha dado vía libre al surgimiento de nuevas variantes como Ómicron, que han vuelto a poner en tensión todo el sistema. Tal es así que, según el Global Risk Report de 2022, “solo el 11 % de los encuestados pensaba que el mundo se caracterizaría por una recuperación global acelerada hacia 2024, mientras que el 89 % percibía que las perspectivas a corto plazo eran volátiles, fracturadas o cada vez más catastróficas. El 84% de los encuestados expresaron sentimientos negativos sobre el futuro, es decir, estaban «preocupados».

Pero la COVID-19 no es la única tendencia de riesgo. Un año más el informe del Word Economic Forum destaca como principal amenaza el fracaso de la acción climática y el clima extremo, (seguro que ninguno nos olvidamos de los efectos de la Borrasca Filomena hace un año, la ola de calor extremo en Canadá, o los tornados que el pasado mes de diciembre asolaron 4 estados en los Estado Unidos). One Health es el concepto que explica la situación de extremo riesgo al que se enfrenta el planeta y que un año más (en esta ocasión en Glasgow) se puso de manifiesto en el COP 26.

Las promesas suenan huecas

El COP 26 fue una cita que, lejos de lograr ambiciosos compromisos en la lucha por la descarbonización, llevó a manifestar al secretario general de la ONU, Antonio Guterres que “Las promesas «suenan huecas» cuando los combustibles fósiles siguen recibiendo billones en subvenciones”. Pero en un mundo hiperconectado e hipervulnerable como el que nos encontramos una One Health deteriorada contribuye a aumentar la crisis de deuda e incrementa las tensiones sociales y geopolíticas.

Este escenario supone para los encuestados un importante riesgo de estallido de la burbuja de activos. Con la deuda disparada, el precio de los combustibles y la luz por las nubes y las cadenas de suministros debilitadas, la inflación se ha visto disparada hasta un 6,4€ en España o un 7% en Estados Unidos (país donde no crecía tanto en 4 décadas).

Crecen las dificultades

Entre tanto, la recuperación global tras la pandemia se produce a varias velocidades. Europa apuesta por la transición energética y la digitalización imprimiendo billetes para sufragar la deuda en los países del sur y pagar los fondos Next Generation, al tiempo que aumenta su deuda pública vacunando a marchas forzadas a su población con la tercera dosis.

Entre tanto, la brecha Norte-Sur no deja de agrandarse día a día igual que lo hace la que separa a las principales rentas del planeta del resto de la población. Así las cosas, el 1% de la población mundial acumula el 82% de la riqueza, según Oxfam. Incluso algunos en España son ahora un 11% más ricos según El Mundo.

Pero la inflación desbocada no es la mayor tendencia de riesgo señalada en el Global Risk Report. El primer puesto lo ocupa  el estancamiento económico. Volver a las cifras de crecimiento anteriores a la pandemia se antoja muy complicado. Así, el informe señala que se espera que la economía mundial sea un 2,3% más pequeña para 2024. El mundo transita en trayectorias divergentes entre quienes podrán controlar antes la pandemia e iniciar con mayor fuerza la recuperación y aquellos a quienes sus desequilibrios internos los sitúan al borde del colapso.

El Cambio climático y la transición verde, a debate

En el camino hacia el futuro es ineludible tratar de reducir los efectos del cambio climático. Pero la transición verde, cuando las energías renovables no son capaces aún de sustituir a las fósiles sin la amenaza de que apaguemos el interruptor, nos lleva a un escenario infernal. Por ejemplo, en Europa el debate se polariza entre los países que quieren realizar una transición más rápida a las renovables como Alemania o España y aquellos que como Francia apuestan por las nucleares y el gas como algo más que una energía de transición.

Entretanto, el pago de los derechos de emisión sigue contribuyendo al crecimiento de la inflación en muchos países ante la imposibilidad de que la energía renovable sustituya en muchos momentos al petróleo, el carbón o el gas. Una tormenta perfecta que incentiva aún más el alza de los precios y que incrementa la debilidad del sistema eléctrico en Europa. Como en su día la COVID-19, un rinoceronte gris avanza la carrera hacia nosotros, viene desde Ucrania y habla ruso.

Aumento de las tensiones geopolíticas

Las tensiones de todo tipo contribuyen de forma clara al incremento de las confrontaciones geopolíticas con Rusia y China aprovechando para resituarse en el tablero de ajedrez. Una clara tendencia de riesgo.

De un lado, los chinos incrementando su influencia en África y sin perder de vista Taiwán. China presta su apoyo a Rusia garantizándose el suministro de energía en un momento en el que su prioridad es enfrentar la pandemia, mitigar su crisis de crecimiento y garantizar la continuidad de Xi Jinping.

De otro lado Rusia, harta de ver como la expansión de la OTAN amenaza lo que considera su patio trasero. Lo ocurrido en los últimos meses en Bielorrusia, Ucrania o Kazajistan, son clara muestra de ello. Tal es así, que Europa se enfrenta estos días a una alta probabilidad de guerra en el continente que nos pondría a todos entre la espada y la pared.

De momento ya hay signos de que se han producido los primeros cibertataques contra Ucrania y también posibles movimientos de guerrillas urbanas rusas infiltrándose en Ucrania para realizar operaciones de decepción que sirvan para justificar una respuesta rusa. Las maniobras siguen en las fronteras de Ucrania y Bielorrusia al tiempo que la OTAN sigue acumulando tropas en los países del este de Europa.

La amenaza digital

Mientras el mundo apuesta por una mayor digitalización y el metaverso toca ya a nuestra puerta, se incrementan de forma exponencial los riesgos vinculados al desarrollo tecnológico. Todo, absolutamente todo, está conectado a internet y lo que no lo está lo estará en breve gracias al 5G y la suma de IoT e IA. El crimen organizado es consciente del inmenso caladero de negocio que tiene a un click de distancia mientras enfrente las fuerzas y cuerpos de seguridad están cada vez más preocupados ante el tsunami de ataques que vislumbran en el horizonte.

Ya no se trata de los daños económicos sobre la propiedad, sino de la vulnerabilidad de nuestras infraestructuras críticas. Una diana en el la que ponen el objetivo también algunos gobiernos cómplices en la comisión de delitos. Otra nueva cuña de ataque entre gobiernos que además apuestan por explorar la desinformación en las redes sociales como nuevo campo de batalla. Una tendencia de riesgo cada vez más preocupante.

El dominio del espacio

Por el dominio del cuarto campo de batalla, el espacial, pujan ya no sólo las grandes potencias (Estados Unidos, Rusia, China, la Unión Europea,..,) sino que los actores privados han irrumpido con fuerza y no sólo por el turismo espacial (Branson, Bezos, Musk). Otros negocios vinculados a las comunicaciones vía satélite amenazan con poner en jaque la seguridad espacial. Prueba de ello fue la queja de las autoridades chinas ante Estados Unidos el pasado mes de diciembre. Los chinos aseguraron que dos satélites de Starkink (compañía de Elon Musk) estuvieron a punto de colisionar contra la estación espacial Tiangong.

Junto a al dominio de las comunicaciones, la puja por los recursos y las materias primas en el espacio serán nuevos campos de conflictos. En primer término, La Luna. Ya hay planes para regresar a la misma y en ella tienen puestos sus objetivos no sólo Estados Unidos  y China, sino también empresas privadas como Space X quien, por supuesto, no quita su vista del planeta rojo, Marte.

Pero no nos vayamos tan lejos. Nada menos que a 54.699.000 kilómetros de distancia . Aquí mismo, en el planeta tierra, Sapiens se debate entre redoblar esfuerzos por salvar un planeta que transita a paso firme hacia el colapso y explotar con ahínco sus recursos. Una dialéctica en la que nos negamos a nosotros mismos la posibilidad de alzar la vista y ser conscientes de que una manada de rinocerontes grises avanza a la carrera hacia nosotros.

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Luis Serrano

Director General en Señor Lobo & Friends. Con más de 23 años en la comunicación de crisis y emergencias es uno de los mayores expertos del país. Fue director de crisis en LLYC y jefe de prensa del 112 de Madrid durante el 11M.

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