Ha vuelto a ocurrir. No ha sido el primer caso y no será el último en el que la pena de telediario arruine tu reputación. Quizás uno de los más sonados fue el caso SGAE que hundió la de Teddy Bautista. Es lo que tiene la voracidad mediática sumada a las deficientes instrucciones de algunos casos judiciales que, a la que te descuidas, han acabado con tu reputación.
Pues eso, que todo parece indicar que ha vuelto a pasar, aunque a medias. En este caso les ha pasado a Luis Medina y a Alberto Luceno en el denominado caso mascarillas. Ambos han sido absueltos por la Audiencia Provincial de Madrid del presunto delito de estafa. Bien es cierto que Luceño no se ha librado de una condena por fraude fiscal.
Las declaraciones de ambos han sido determinantes. Una cosa es que puede condiderarse poco ético cobrar comisiones millonarias por vender mascarillas en medio de la pandemia y otra es que mintiesen al ayuntamiento sobre este asunto. De hecho, no ha quedado acreditado en sede judicial que mintiesen al respecto a los funcionarios municipales.
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¿Y ahora qué?
¿Quién restaura la reputación de esta ambos en en lo relativo a su imputación como estafadores y el daño moral? ¿ Cómo evitar que la pena de telediario arruine tu reputación? No olvidemos que nuestra reputación es el principal activo que sostiene nuestra licencia para operar en el mercado y el que sustenta, también en nuestra vida privada, gozar de unas relaciones normalizadas con nuestro entorno.
En este caso, como en tantos otros, hemos visto horas y horas de tertulias en la televisión, todo tipo de noticias y conjeturas, filtraciones de informes y del sumario. Y mientras, dos ciudadanos han tenido que sufrir, casi sin posibilidad de defenderse, una dolorosa pena de telediario que, todo apunta, va a finalizar con unas cuantas noticias al respecto. Y si te he visto no me acuerdo.
¿Son los Medios responsables de la pena de telediario?
¿Quién es responsable de este desastre? ¿Es el sistema? ¿Quizás la lentitud de la justicia? ¿Puede que la falta de rigor de algunas investigaciones o los errores de algunos profesionales? ¿Son los Medios de Comunicación ávidos de noticias distintas e impactantes? ¿Somos los ciudadanos que consumimos con fruición este tipo de noticias? Pues en mi opinión un poco de todo bajo la héjira de que la realidad no te arruine una buena noticia.
Y ante este situación, ¿Qué podemos hacer para evitar que la pena de telediario arruine tú reputación? ¿Qué puede hacer una persona física o jurídica que se ve inmersa en un proceso como éste tan destructivo para proteger su reputación? Pues sin duda lo ideal sería anticipar cuáles son los riesgos que nos afectan con el objetivo de mitigarlos. Seguro que en este caso, ni lo vieron venir. En otros, es mucho más fácil identificarlos.
El equipo Legal y el de Comunicación tienden a chocar
Si no lo hemos hecho, hemos de trabajar en tratar de neutralizar cuanto antes la extensión del daño reputacional y aquí es donde nos vamos a encontrar ante una complicada encrucijada para paliar la pena de telediario. Mientras que muy probablemente nuestro equipo legal apostará por el silencio como estrategia legal, los asesores en comunicación de crisis recomendaremos, habitualmente, por una estrategia proactiva pero que, en la medida de lo posible, no colisione con la estrategia legal.
Los tiempos y los objetivos son claramente distintos. El abogado trata de ganar el juicio que, en casos muy señeros, pueden demorarse bastante años. Sólo en algunos casos se archivará el caso antes del mismo. Y para entonces puede no quedar nada de nuestra reputación ni del negocio.
La proactividad para evitar que la pena de telediario arruine tú reputación
Ante casos como estos no queda más remedio que trabajar desde el inicio intensamente para tratar de neutralizar cuanto antes la extensión del daño. Primero habremos de conocer en profundidad el relato del caso. Es el momento de mirar dentro de todos los cajones. A partir de ahí definiremos cuál es el mapa de riesgos al que nos vamos a enfrentar y sus factores agravantes.
Analizaremos cuál es nuestro mapa de stakeholders (amigos, enemigos, neutros). Y ahora, sí. Ya podremos establecer un plan de contingencia que debe poner en el centro a las personas y los valores, conocedores de que el manejo del factor humano será esencial en la relación con los grupos de interés y, en especial, con los Medios de Comunicación.
Sobre todo intentemos, en la medida de los posible, huir de la estrategia del silencio. El silencio nunca ayuda porque es percibido como reconocimiento de culpabilidad. Si calla es que algo oculta. Ser proactivo, que no suicida, nos va a permitir, en la mayor parte de los casos, mejorar nuestra posición. Ser silencioso frente al bombardeo mediático sólo nos llevará a que la Pena de Telediario arrase con todo. ¿Es eso lo que quieres?