Crisis in a dynamic Environment, Anticipation, and Change Management

Crisis en un entorno dinámico, anticipación y gestión del cambio

Al igual que los lobos, vivimos en un entorno dinámico, a menudo impredecible y hostil, que contiene riesgos y exige decisiones rápidas y correctas. Los lobos tienen la capacidad de crear vínculos emocionales rápidos y firmes y, a menudo, necesitan confiar en sus propios instintos para sobrevivir en entornos imprevisibles y en constante cambio. Como el entorno ha dejado de ser estático para convertirse en turbulento, las organizaciones, al igual que los lobos, se ven obligadas a cambiar su forma de actuar para adaptarse a las realidades cambiantes. Navegar en un entorno dinámico, o BANI, requiere vivir el cambio como una oportunidad para desaprender y cuestionar los modelos de funcionamiento tradicionales. Simplemente, porque ya no funcionan.

Hace unos meses estuve con mi socio Luis Serrano en un evento patrocinado por empresas del setor energético donce coincidimos con un entenar de personas. Allí, los cuatro ponentes, directivos de las principales empresas del sector, coincidían en que estamos en un entorno dinámico. Pero en lugar de centrarse en la anticipación y en buscar soluciones, decidieron que lo mejor era improvisar y seguir ordeñando la vaca mientras siga dando leche. Porque para qué te vas a tomar la molestía de planificar nada si al final de todo se sale. Y más si somos españoles (esto lo añado yo de mi cosecha, porque es sabido que a improvisar no nos gana nadie).

Esta actitud, que yo calificaría de negación de la realidad, no es la más inteligente. Diría que mis colegas pensaron lo mismo, porque al finalizar el evento no hubo ni una sola pregunta o comentario.

Si pensamos en como vivieron nuestros abuelos en tiempos de guerra, lo primero que se me viene a la cabeza es la capacidad de resiliencia. Mis abuelos, por ejemplo, vivían en Los Alcázares y pusieron una huerta y una conejera para tener algo que comer. Todos hemos oídos historias similares, con amas de casa que guardaban el dinero en distintos sobres para lo que pudiera pasar, precisamente porque vivían en un entorno dinámico.

El cambio, constante en un entorno dinámico, y como enfrentarlo

Aceptación de la realidad

La realidad es la que es, no la que a mí me gustaría que fuera. Puedo rezar todas las noches para que se acabe la guerra de Ucrania, para que el cambio climático deje de axfisiar a los países emergentes o para que los recursos se distribuyan de un modo justo. Pedirle al universo está de moda, y hay quien cree que hasta funciona. Pero la realidad es que no vivimos en un escenario que podamos controlar, si es que alguna vez existió.

Hace tiempo escuché una entrevista con un empresario del sector de la aventura que comentaba que todos los días iba al Museo de Prado para ver las Meninas de Velázquez porque le propocionaba mucha paz, en la vorágine de empezar un negocio, agarrarse a algo que no cambia. Ese momento frente al cuadro de estar en el aquí y el ahora le facilitaba la tranquilidad que necesitaba en tiempos de cambio.

Porque la realidad es que no podemos controlarlo todo en una situación normal. Menos aún, durante una crisis. Vivimos, por ello, en «el caos normal», como señala el profesor Hugo Marynissen en su ensayo Normal chaos: A new research paradigm for understanding practice. 

Abordar  la gestión de resistencia al cambio

Este seria el siguiente paso lógico en un entorno dinámico. Se trata de una tarea que requiere una metodología inclusiva- para toda la organización- donde habrá que cuestionar los procedimientos habituales.

Esto no es fácil de hacer en tiempos de crisis, pero resultará más sencillo si partimos de una base (todos los procedimientos y manuales que usamos), aunque tengamos que deshacerla entera. Como señaló en su día el mariscal de campo Helmuth Carl Bernard von Moltke, apodado el viejo, «ningún plan, por bueno que sea, resiste su primer contacto con el enemigo».  No obstante, el  militar fue uno de los genios militares que ayudó a convertir a Prusia en la nación que dominaría Alemania. Apuesto el cuello a que no lo hizo improvisando.

La empresa más resiliente, por comparación, será la más preparada cuando llegue la crisis. Improvisar durante una crisis es lo más cercano a cometer un suicidio reputacional. Una crisis en un entorno dinámico no es una broma. Para abordarla de forma correcta se require, entre otras cosas, rodearse de un bueno equipo de profesionales con experiencia demostrada. 

Entrena, el entorno dinámico es la nueva normalidad

Al igual que en una formación de portavoces, tenemos que adquirir nuevas habilidades y procedimientos para gestionar una crisis.

Si un entorno dinámico se caracteriza por una enorme complejidad, una gran incertidumbre y cambios muy rápidos, ¿Me quedo sentada a verlas venir porque no puede hacer nada?

Confia en tu instinto

Incluso los 4 conferenciante de mi ejemplo saben- o intuyen-  aunque no lo digan, que no están en el camino correcto. Aunque no estoy en su cabeza, el hecho de que ninguno de los asistentes hiciera un comentario o una pregunta, unido a las caras de póker de todos los asistentes, significa que algo no cuadra.

Cuando un lobo está acorralado confia en su instinto.

La diferencia- o similitud-   y quizá la explicación de porqué los españoles somos buenos improvisando, es porque nos dejamos llevar por el sexto sentido. No es otra cosa que captar las señales sutiles de nuestro cerebro. Esa sensación que nos dice lo que debemos hacer y que a menudo ignoramos, más aún en un entorno dinámico, por miedo a equivocarnos.

Vivir en un entorno dinámico no es el lugar donde ninguno de nosotros se visualizaba viviendo cuando era niño, porque al ser humano le gustan las certezas. Pero es el lugar donde estamos y este propicia la crisis. Como señala mi colega Luis Serrano, en comparación con los incendios forestales, los riesgos son ahora de sexta generación.

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María Luisa Moreo

Directora General en Señor Lobo & Friends. Con 14 años de experiencia en comunicación de crisis y emergencias acumula, además, experiencia internacional como asesora de proyectos a empresas y a instituciones como la Comisión Europea.

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