La pena de telediario, entendida como el pre-jucicio mediático donde el acusado ya ha sido declarado culpable por la audiencia antes de sentarse ante el juez, no conoce fronteras. Esta vez le ha tocado a Sito Pons, tras la ratificación de la sentencia absolutoria por fraude fiscal porque no podía ser considerado residente fiscal en España entre 2010 y 2014. Hoy le ha tocado al ex campeón de motocilismo. A finales de marzo le tocó a Luis Medina y a Alberto Luceño en el denominado caso mascarillas por un presunto delito de estafa. Bien es cierto que Luceño no se ha librado de una condena por fraude fiscal, que ha supuesto un via crucis para ambos en todas las televisiones.
En el caso de Sito Pons el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ratifica la sentencia previa y remarca la importancia de la presunción de inocencia. En el de las mascarillas las declaraciones de los dos investigados han sido determinantes. Una cosa es que puede condiderarse poco ético cobrar comisiones millonarias por vender mascarillas en medio de la pandemia y otra es que mintiesen al ayuntamiento de Madrid sobre este asunto. De hecho, no ha quedado acreditado en sede judicial que lo hicieran respecto a los funcionarios municipales.
En ninguno de los casos ha sido la primera y no será la última en el que la pena de telediario arruine tu reputación. Quizás uno de los más sonados fue el caso SGAE que hundió la de Teddy Bautista. Es lo que tiene la voracidad mediática sumada a las deficientes instrucciones de algunos casos judiciales que, a la que te descuidas, han acabado con tu reputación.
Table of Contents
¿Y ahora qué?
¿Quién restaura la reputación de los absueltos en lo relativo a su imputación como estafadores y el daño moral? ¿Cómo evitar que la pena de telediario arruine tu reputación? No olvidemos que nuestra reputación es el principal activo que sostiene nuestra licencia para operar en el mercado y el que sustenta, también en nuestra vida privada, gozar de unas relaciones normalizadas con nuestro entorno.
En estos casos, como en tantos otros, hemos visto horas y horas de tertulias en la televisión, todo tipo de noticias y conjeturas, filtraciones de informes y del sumario. Y mientras, los afectados han tenido que sufrir, casi sin posibilidad de defenderse, una dolorosa pena de telediario cuya resolución nunca tiene el mismo eco en los medios que el pre-juicio televisado. Y si te he visto no me acuerdo.
Hay quien harto de aguantar acusaciones que dañan su reputación opta por interponer una demanda por difamación, como ha hecho la marca Lidl, tras la difusión de una serie de contenidos que, según la compañía, perjudican gravemente su honor y reputación.
¿Son los Medios responsables de la pena de telediario?
¿Quién es responsable de este desastre? ¿Es el sistema? ¿Quizás la lentitud de la justicia? ¿Puede que la falta de rigor de algunas investigaciones o los errores de algunos profesionales? ¿Son los Medios de Comunicación ávidos de noticias distintas e impactantes? ¿Somos los ciudadanos que consumimos con fruición este tipo de noticias? Pues en mi opinión un poco de todo bajo la héjira de que la realidad no te arruine una buena noticia.
Y ante este situación, ¿Qué podemos hacer para evitar que la pena de telediario arruine tu reputación? ¿Qué puede hacer una persona física o jurídica que se ve inmersa en un proceso como éste tan destructivo para proteger su reputación? Pues sin duda lo ideal sería anticipar cuáles son los riesgos que nos afectan con el objetivo de mitigarlos. Seguro que en el caso de las mascarillas ni lo vieron venir. En otros, es mucho más fácil identificarlos.
El equipo Legal y el de Comunicación tienden a chocar
Si no lo hemos hecho, hemos de trabajar en tratar de neutralizar cuanto antes la extensión del daño reputacional y aquí es donde nos vamos a encontrar ante una complicada encrucijada para paliar la pena de telediario. Mientras que muy probablemente nuestro equipo legal apostará por el silencio como estrategia legal, los asesores en comunicación de crisis recomendaremos, habitualmente, una estrategia proactiva que, en la medida de lo posible, no colisione con la estrategia legal.
Los tiempos y los objetivos son claramente distintos. El abogado trata de ganar el juicio que, en casos muy señeros, pueden demorarse bastante años. Sólo en algunos casos se archivará el caso antes del mismo. Y para entonces puede no quedar nada de nuestra reputación ni del negocio.
La proactividad para evitar que la pena de telediario arruine tú reputación
Ante situaciones como estas no queda más remedio que trabajar desde el inicio intensamente para tratar de neutralizar cuanto antes la extensión del daño. Primero habremos de conocer en profundidad el relato de los hechos. Es el momento de mirar dentro de todos los cajones. A partir de ahí definiremos cuál es el mapa de riesgos al que nos vamos a enfrentar y sus factores agravantes.
Analizaremos cuál es nuestro mapa de stakeholders (amigos, enemigos, neutros). Y ahora, sí. Ya podremos establecer un plan de contingencia que debe poner en el centro a las personas y los valores, conocedores de que el manejo del factor humano será esencial en la relación con los grupos de interés y, en especial, con los Medios de Comunicación.
Sobre todo intentemos, en la medida de los posible, huir de la estrategia del silencio. El silencio nunca ayuda porque es percibido como reconocimiento de culpabilidad. Si calla es que algo oculta. Ser proactivo, que no suicida, nos va a permitir, en la mayor parte de los casos, mejorar nuestra posición. Ser silencioso frente al bombardeo mediático sólo nos llevará a que la Pena de Telediario arrase con todo. ¿Es eso lo que quieres?