Un Sistema de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo (SG-SST) abarca una disciplina cuyo objetivo es prevenir las lesiones y las enfermedades causadas por las condiciones de trabajo. Incluye también la protección y promoción de la salud de los empleados. En este artículo vamos a ver los aspectos principales para prevenir crisis ligadas a la salud y seguridad laboral.
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Anticiparse a las crisis de SST
Las compañías están obligadas a poner todos los medios para prevenir crisis relacionadas con la seguridad y salud laboral. La pandemia de COVID-19 ha supuesto para todas las partes implicadas – gobiernos, empleadores y trabajadores- tomar en consideración nuevas medidas para evitar la transmisión del virus en los entornos de trabajo y mitigar sus efectos.
Por ello, la celebración del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo 2021 se centra en potenciar los elementos de un sistema de SST, tal y como se establece en el Convenio sobre el marco promocional para la seguridad y salud en el trabajo, 2006 (núm.187), un sistema basado en la mejora continua y donde pueda llevarse el control eficaz de los peligros y riesgos en el lugar de trabajo. La finalidad es evitar la siniestralidad, los accidentes y las enfermedades laborales.
Es de celebrar que la campaña de este año se centre en anticiparse a las crisis, prepararse y responder para incentivar invertir en sistemas resilientes de seguridad y salud en el trabajo.
Contingencias por la pandemia
Las empresas se han visto en la necesidad de adoptar medidas para afrontar las contingencias de la pandemia. Primero, con un carácter de urgencia, decidiendo qué era esencial hacer. A lo largo del último año, lo han hecho como parte de una política dirigida a reforzar la prevención y control del virus en el entorno laboral, en función de sus características de producción o prestación de servicios.
En algunos casos, las empresas no han cumplido las más elementales medidas higiénicas y de distancia de seguridad. Por ello, la celebración de este día también debe ser una llamada de atención para cuidar y adaptar su cumplimiento al escenario pospandemia de seguir protegiéndonos.
Se tiene que seguir demostrando la capacidad de previsión y anticipación de la empresa ante este problema, así como el cumplimiento de las directrices del Ministerio de Sanidad o las distintas normas que se van promulgando.
Crecen los riesgos laborales
Las compañías han debido desarrollar un protocolo de gestión de la comunicación frente al coronavirus en el cual se definen las pautas de actuación y también los contenidos de los mensajes a difundir en la organización.
Ante el impacto de la epidemia sobre las personas y el negocio, la comunicación desempeña un papel relevante para prevenir crisis. Implica organizar los procesos de comunicación dirigidos a los empleados de la empresa y diseñar los mensajes y contenidos, y adecuarlos a los canales de difusión.
Sin duda, para desarrollar resiliencia y hacer frente a las crisis, hay que aprovechar las enseñanzas extraídas de esta pandemia y las experiencias del mundo del trabajo. Como destacan desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT):
“La pandemia ha incidido en casi todos los aspectos del mundo del trabajo, desde el riesgo de transmisión del virus en los lugares de trabajo hasta los riesgos relacionados con la SST que han surgido como consecuencia de las medidas para mitigar la propagación del virus”.
Así, por ejemplo, las circunstancias que vivimos han impulsado los riesgos psicosociales, de incorporación de nueva tecnología y procesos de producción. Estos se están generando por nuevas condiciones del trabajo y el trabajo en remoto. También hay riesgos por las nuevas condiciones de intensificación e incremento de las cargas de trabajo debido a los recortes de plantilla.
La OIT alerta de que las nuevas prácticas y procedimientos de trabajo adoptados para mitigar la propagación del virus también pueden crear nuevos riesgos para la SST, incluidos riesgos químicos, ergonómicos, además del aumento del estrés laboral, de la violencia y el acoso.
Origen de la mayoría de las crisis
Hay crisis cuyo origen está en la propia compañía, como son los asuntos debidos a malas praxis y negligencias, o a la toma de decisiones incorrectas respecto a aspectos de producción del trabajo. Otras tienen un origen que puede ser inicialmente fortuito, como son los accidentes laborales.
En lo que corresponde a datos de siniestralidad, el 2020 finalizó con 708 víctimas mortales en toda España. Es el peor dato en la última década pese al parón económico por la pandemia. Supone una media de dos muertes en el trabajo al día, según los datos oficiales del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
En cualquier de estos casos, el manejo en la contención de daños, la identificación de las causas, la determinación de quiénes son los responsables y la gestión de las consecuencias son cuatro aspectos que se deben anticipar con metodología para prevenir crisis, si se quieren minimizar el impacto en la reputación.
Principales ámbitos de mejora
Desde la OIT se insiste en la necesidad de seguir trabajando en estos ámbitos:
- Identificar los riesgos específicos de un determinado sector o industria (tanto las principales fuentes de exposición al virus como otros riesgos asociados) y las soluciones más habituales para mitigarlos o eliminarlos.
- Profundizar en el conocimiento de la situación de determinados grupos de trabajadores que se presume están expuestos a riesgos especiales o inusualmente graves.
- Identificar y evaluar las consecuencias para la salud a corto y largo plazo. Se incluyen los efectos del nuevo coronavirus, pero también los derivados de la exposición a otros riesgos y situaciones de trabajo relacionados.
- Evaluar el cumplimiento y determinar la eficacia de las disposiciones legales por sector, región y tipo de empresa, para aumentar la adhesión de los titulares de derechos.
- Estudios sobre la eficacia de diversas medidas de prevención de COVID-19 SST. Esto puede agregar valor al desarrollo de políticas y medidas de prevención efectivas, eficientes y basadas en evidencia.
Legislación y garantías para prevenir crisis
Se pueden sacar lecciones de aprendizaje de lo vivido en el último año. Las compañías han tenido que reorganizar, motivar y alinear a sus equipos de trabajo garantizando su seguridad y salud. Sin duda, un desafío donde la gestión de comunicación ha sido clave para prevenir crisis.
Por un lado, es necesario desarrollar políticas y sistemas de inspección para hacer cumplir la legislación y política de seguridad y salud en el trabajo. Al respecto, la pandemia ha puesto de manifiesto que los planes nacionales de preparación y respuesta a las emergencias deberían integrar activamente la preparación y respuesta en materia de SST.
Por otro, las compañías son responsables de garantizar un entorno de trabajo seguro y saludable. Y los trabajadores tienen la responsabilidad de trabajar de manera segura, protegerse y no poner en peligro a otros, conocer sus derechos y participar en la implementación de medidas preventivas.
Para avanzar en esos tres niveles es necesario contar en cada uno de ellos con una estrategia de comunicación. Hay que ser accesible a las demandas de información de los trabajadores: disponer de los canales adecuados y ofrecer siempre información útil para el desempeño de su trabajo. Centrándonos en el rol de las compañías, para que éstas puedan prevenir crisis tienen que impulsar mejoras en su comunicación interna.
Hay que partir de tener identificados los posibles escenarios de riesgo laboral y analizar el impacto reputacional que puede provocar en cada caso. Según ello, diseñar un paquete de medidas para cada estadio. La estrategia de su abordaje debe estar ajustada a la realidad de cada empresa. Deben tenerse en cuenta las variables de la reputación a considerar y concretar los escenarios de riesgo. La estrategia del plan de contingencias deberá recoger las recomendaciones para actuar en cada situación: estrategia, mensajes, canales de comunicación.
Potenciar la comunicación interna
La comunicación con los propios empleados, el situarles en el centro de la gestión, es un compromiso que va más allá de cumplimientos normativos. Supone actuar desde el convencimiento y con proactividad.
La gestión de la comunicación es el mejor aliado para prevenir crisis. La buena comunicación salva vidas a través de manejar la información de manera transparente, proactiva, ágil, empática, en tiempo y veraz. En todo momento, se debe de trasladar una imagen de transparencia y responsabilidad. Cuidar las expectativas que en materia de seguridad y salud tienen los empleados contribuye a generar confianza y fortalecer la relación interna.
Desde la comunicación, lo óptimo es llevar a cabo una comunicación interna constante a fin de mejorar la relación entre las partes. Hacerlo facilitará tanto el cumplimiento de las recomendaciones vinculadas a la seguridad y salud, como el manejo si se produce una situación crítica por este motivo.
Es más necesario que nunca escuchar, conversar y actuar. Es el camino para mejorar la confianza y generar una cultura de propósito en las organizaciones. Los trabajadores son un grupo de interés prioritario y debe de reflejarse en el planteamiento de la comunicación interna.
Los empleados en el centro
Hoy, el bienestar de los trabajadores, preservar las condiciones que aseguren su seguridad y su salud, son elementos fundamentales que deben emanar de los valores de la empresa. Ello se materializa en acciones, el suministro de materiales e información que así lo permitan.
Como señalaba recientemente Pablo Isla, CEO de Inditex, elegido por la revista Forbes los dos últimos años como el mejor CEO del mundo:
“Una empresa no es otra cosa que un equipo de personas que comparten objetivos. Lo más importante de una organización son las personas, esa debe ser la prioridad”.
Se requiere actuar con una comunicación proactiva, más cercana, empática. Una comunicación que parta de escuchar y comprender para dar respuesta a las inquietudes de los empleados. Una comunicación interna bidireccional para ir fortaleciendo los vínculos.
No se trata solo de suministrar información actualizada a los trabajadores. Si no de que éstos tengan la posibilidad de poder canalizar aquello que les preocupa, sus inquietudes, sus dudas. Por lo tanto, es momento de reflexionar y revisar qué canales descendentes, ascendentes y horizontales, se cuenta y si son ágiles y participativos.
Además, hay que seguir reforzando la prestación de formación en materia de SST. Los trabajadores deben saber cómo aplicar y seguir las nuevas medidas y procedimientos. El factor humano se revela como el activo más valioso de las empresas. Ello implica seguir invirtiendo recursos para prevenir crisis derivadas de no dotar los medios necesarios para ejercer la actividad con seguridad y sin riesgo para la salud.