Hace solo unos días que leía un artículo publicado por el INCIBE en su blog relacionado con los daños en el negocio y también los daños reputacionales que pueden provocar los denominados Deepfakes. La verdad es que esta tecnología no es nueva. Hace ya años que comenzó a detectarse que las suplantaciones de identidad podían ser un problema importante para las compañías y sus directivos.

De hecho, en los últimos años hemos visto madurar esta tecnología de suplantación y son numerosos los casos de políticos a nivel mundial en los que se han producido suplantaciones de identidad. También hemos visto anuncios como el de Lola Flores con una factura espectacular que demuestran que la tecnología está ya lo suficientemente madura.

Ser incapaces de discriminar lo verdadero de lo falso, disponer de la tecnología para ello, puede ser el Santo Grial para los ciberdelincuentes.  Y también el talón de Aquiles para muchas de las compañías cuyos directivos han optado por, desde su marca personal, promocionarse ellos y también a su empresa.

Enfrentarnos a este tipo de riesgos no debería suponer retornar a los cuarteles de invierno y dejar de comunicar por todos los canales. Pero sí es cierto que los daños que se pueden producir sobre la reputación de las compañías y sus directivos pueden ser importantes. Además, la huella digital negativa que queda en las redes sociales es muy difícil de borrar.

Es por ello que las compañías deberían ponerle foco a este asunto que, no solo se está convirtiendo en una tendencia, sino que además tiene un potencial de crecimiento y de daño verdaderamente importante.

A la hora de prevenir este y otros riesgos conviene que todas las compañías trabajen en actualizar su catálogo de riesgos. Uno de ellos, por supuesto, es la suplantación de la identidad de los directivos mediante la conjunción de la inteligencia artificial, los algoritmos y las técnicas de video.

Cómo prepararse

Como con cualquier riesgo detectado, va a ser necesario preparar un plan de mitigación ante los daños reputacionales que pueden provocar los Deepfakes. La monitorización constante de la marca y de sus principales directivos será esencial. También lo será la construcción de una reputación basada en valores y que tenga en cuenta hasta el más mínimo detalle.

Es imposible hoy por hoy evitar este tipo de ataques pero lo que no es admisible es, sabiendo el nivel de riesgo existente, no tener previsto un mínimo plan de contingencia.  Por lo tanto, es esencial que todas las compañías preparen el suyo para mitigar este tipo de amenazas. Para ello, será preciso definir los diferentes tipos de riesgos que puede provocar un Deepfake.

• Debemos determinar qué alianzas han de construirse o cuáles deben ser reforzadas. Evaluar los enemigos que pueden existir.
• Preparar las narrativas adecuadas y los planes de contingencia faseados para cada uno de los escenarios de riesgos.
• La vigilancia 24/7 y la capacidad de tener equipos entrenados, formados, listos y preparados para actuar de forma inmediata siguiendo las instrucciones del comité de crisis va a ser esencial. Es más: ya es vital.
• Además, hemos de tener preparados nuestros materiales de defensa con el fin de poder reaccionar en minutos, neutralizar la crisis y evitar un daño de reputación elevado para la compañía y sus directivos.
• Mantener alianzas importantes con instituciones como INCIBE, la Policía Nacional, la Guardia Civil u otras alianzas como pueden ser los diferentes equipos de cazadores de bulos (Maldita, Salud sin Bulos, Equipos VOST de voluntarios ante emergencias) va a ser necesario para mantener nuestra reputación lo más limpia posible.

No nos olvidemos: la pregunta no es si nos van a hacer un Deepfake. La pregunta es cuándo nos van a atacar con uno de estos vídeos o audios. La respuesta evidentemente no puede ser ¿De qué me estás hablando?